Después de no muchas deducciones, más episodios de ternura que otra cosa puedo escribirlo y decirlo con propiedad sin temor a ser debatida:
TENGO A LA NIÑA MÁS BUENA DEL MUNDO.
Y lo es, porque no necesito que hable, o juegue, o tome apuntes.
Mi niña es la niña más buena del mundo porque su nobleza traspasa todo entendimiento, porque su sonrisa te envuelve sin intenciones.
Porque sus manitas sin tocarte, expresan bondad sin límites.
Sus amaneceres te ponen en evidencia el alma, te dejan al descubierto.
Como si el Sol te tocara sin quemarte, su luz invade tu tiempo.
Es la más buena, lo sé. Porque imperturbable, sonríe y ya no hay nada más.
Se abandona en ti, sin condiciones y te necesita sin exigirte.
No queda más que amarla.
Mi imperfecta bebita perfecta, acepta tus inclinaciones.
Nunca te pidió que escogieras en su lugar una moda, un color, un estilo. Ella acepta tus sabores, tus olores, tus canciones, tus juguetes...
Nunca evalúa,opina o critica. No tiene episodios hormonales, ni lunares,ni astrales, ni altas ni bajas, ni máscaras de amor. Su apatía con el mundo te invita a cuestionarte.
Su sencillez te invita a despertar.
Su título, que también poco le importa, se lo tiene ganado.
Y no porque me ahorró travesuras y caprichos, si no porque vive.
Sólo eso.
Vive, sin planteamientos, acepta y es feliz.